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29 marzo 2006

ZP y la Pepa

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Ni Manuel Chaves, ni el delegado del Gobierno ni el presidente de la Diputación han correspondido a la invitación ni han asistido a los actos conmemorativos de la Constitución de Cádiz de 1812, la madre de nuestras constituciones y la inspiradora de muchas otras.

Las Cortes de Cádiz, reunidas cuando la mayor parte de España estaba bajo la ocupación francesa, promulgaron la primera Constitución española propiamente dicha el 19 de marzo de 1812, festividad de San José (de ahí que también sea conocida como la Pepa).

Los cambios que introdujo La Pepa fueron más que importantes: se proclamaba la soberanía nacional, se afirmaban los derechos individuales y colectivos de los españoles y se declaraba a España una monarquía constitucional. Y además, sirvió de modelo en toda Europa y América Latina, con una influencia mayor incluso que la Constitución de EEUU.

La mayoría de sus artículos son imperecederos y se mantienen vigentes aunque muchos de sus preceptos, cuyo espíritu recoge nuestra Constitución de hoy, son flagrantemente vulnerados o ignorados por esos mismos socialistas que nos dan lecciones. Por ejemplo:

– Art. 2. La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.

– Art. 6. El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles y, asimismo, el ser justos y benéficos.

– Art. 13. El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen.

Pero la Constitución de Cádiz también tenía defectos, los mismos que tiene la Constitución actual. Simplemente que a la minoría absolutista no le hacía mucha gracia que el "papelucho de Cádiz", como calificaban a la Constitución de 1812, no le permitiera hacer lo que le diera la real gana. Hoy, para los absolutistas prisaicos, la Constitución viene a plantearles los mismos impedimentos. Ese es el gran defecto que tratan de burlar.

La Constitución de Cádiz de 1812 ha adquirido un valor casi mítico, como perdurable símbolo de libertad, pero ningún socialista ha querido honrar a la Pepa, que ha cumplido 194 años este 19 de marzo. Nos dan lecciones de democracia y constitucionalismo pero de boquilla, en vanos discursos y soflamas sólo para ornamento de su fachada mientras en la práctica intentan sortear los límites de la constitución y bordean los límites de la ley. Para ellos la Constitución no es más que un freno que les impide disponer y gobernar a su antojo, pero que sirve para poner coto a los demás. Una simple herramienta contra otros, que no les merece mayor respeto que el miedo a una condena.

Del mismo modo que la Pepa asombró al mundo por sus radicales cambios, ZP está asombrando por lo mismo pero en sentido contrario. ZP está destrozando el espíritu de nuestra Constitución de hoy y de entonces. Apoyando el Estatut, ZP no sólo rompe la Carta Magna de 1978, sino la misma idea de soberanía nacional nacida en 1812.

La Pepa quitó la barrera pirenaica que políticamente nos separaba de Europa. La Pepa nos hizo europeos pero ZP nos ha vuelto a hacer africanos.

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Nota:

REANUDADA LA PUBLICACIÓN EN FEBRERO 2010.

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