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13 marzo 2006

ZP y el 11-M – 2ª parte

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El gobierno esta nervioso por los detalles, indicios y pruebas que, lenta pero inexorablemente, se van descubriendo sobre la autoría del 11-m a pesar de haber puesto toda clase de inconvenientes a que realmente se investigase la verdad.

Un gobierno que no tiene nada que ocultar, como el de Aznar, se hubiera volcado en la investigación hasta sacar a la luz a todos los personajes de la política, los negocios y la seguridad del Estado – sin descartar algún etc. – que pudieron haber participado en la planificación y desarrollo de los atentados que costaron la vida a 191 personas y que arrebataron el gobierno de la nación a la derecha gracias a la inmoral y fraudulenta manipulación de la opinión publica durante la jornada de reflexión y anteriores.

Solamente quienes temen que salgan a la luz datos y pruebas que les comprometen podrían estar interesados en ocultar la verdad a los millones de españoles que la reclaman y la siguen reclamando.

Negar la comparecencia de testigos fundamentales, permitir que permanezcan impunes testigos que ha quedado demostrado que mienten, aparentemente premiar o alejar con mejores destinos a personas que tenían el deber de evitar atentados pero que al parecer ocultaron o callaron información relevante o engañaron haciendo declaraciones que apoyasen las tesis oficiales, que se apartaban cada vez mas de la verdad, es algo que puede esperarse de cómplices pero no de quienes persiguen la verdad para castigar a los auténticos responsables.

¿Qué temen nuestros gobernantes?

A estas alturas ya poca gente duda –y así se afirma en diversos libros y por algunos periodistas investigadores– de que los musulmanes implicados no eran más que comparsas hábilmente involucrados para desviar la autoría sobre el islamismo radical y así poder hacer responsable a Aznar por habernos llevado a una guerra injusta contra Irak.

Numerosas pistas colocadas una tras otra a la medida de los acontecimientos para ir reconduciendo la investigación hacia el final previsto han quedado al descubierto sin que los responsables de aclarar los hechos hayan incidido en ello, pasando por alto circunstancias tan evidentes y sospechosas que en cualquier otro país habrían cambiado el curso de las investigaciones.

Las conclusiones de la Comisión de Investigación no pueden ser más parciales y sectarias. La deformación de los hechos y la parte oculta de los mismos han llevado a conclusiones que no son reales. La investigación ni ha sido exhaustiva ni completa sino partidista y en esas condiciones se pretende que la opinión pública acepte por buena la versión del Gobierno beneficiado por los atentados que, además, ha impedido se abran determinadas vías de investigación y ha obstaculizado cuanto no convenía a su versión de los hechos. Tan impropia actitud no ha hecho más que señalarles y arrojar sobre ellos la sombra de la duda y la sospecha y ha frustrado la posibilidad de creer en su total inocencia.

Puede que los beneficiados por los atentados, el presidente Rodríguez y el PSOE, sean inocentes, pero su vergonzosa actitud no ha dejado demasiado margen para la duda y, en cualquier caso, demuestran tener miedo de que se sepa la verdad. En otro caso habrían sido ellos los primeros en impedir el cierre en falso de la investigación.

Lo lógico y normal es que no deberían tener temor alguno a la verdad.

Pero sin duda tienen miedo. ¿Por qué?

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Nota:

REANUDADA LA PUBLICACIÓN EN FEBRERO 2010.

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