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24 enero 2006

ZP y los charnegos

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En Cataluña, "charnego" –como "maqueto" en las provincias Vascongadas– es palabra despectiva referida al inmigrante de otra región española. Es la expresión de la xenofobia de aquellos a quienes les han hecho creer que son superiores.

Lo más sangrante es que se creen superiores por el simple hecho de que son más ricos gracias a las prebendas y privilegios con que anteriores gobernantes les favorecían con el dinero de los demás, de aquellos a quienes desprecian. No hay como crear problemas –sean de separatismo u otros– para que traten de taparte la boca con dinero. Así, tanto a los catalanes como a los vascos se les ha favorecido con inversiones e industrias –que se negaban a otras regiones– con la finalidad de llenarles los bolsillos y que no quisieran cambios. Pero ahora son lo bastante ricos como para no necesitarnos y se olvidan de que durante décadas han mantenido y elevado su nivel de vida gracias a que las demás regiones de España se han visto obligadas a mantener el suyo en los límites más bajos de Europa. En el caso vasco, las divisas ganadas por los andaluces con el turismo, por ejemplo, han ido a parar durante años a los bolsillos vascongados y en el caso catalán, su prosperidad se debe no sólo al dinero "español" sino al esfuerzo de los inmigrantes españoles.

En las provincias catalanas más de la mitad de la población tiene el castellano como lengua materna y muchos de ellos sus raíces en otra región española fuera de Cataluña y sin embargo el fenómeno del "inmigrante agradecido" o catalanista exacerbado está tan presente como en las vascongadas.

Es un fenómeno que tiene los mismos orígenes que el "síndrome de Estocolmo". Estos despreciados y despreciables catalanes de adopción quieren congraciarse con quienes les desprecian y para ello no dudan en mostrarse más catalanistas que los propios catalanes. Sólo una minoría catalana llega a cotas tan altas de fanatismo nacionalista.

Son estos charnegos quienes con más saña arremeten contra lo español y quienes lideran muchos movimientos antiespañoles. Numerosos políticos "catalanes" son charnegos: El mismo Carod Rovira, Montilla, Manuela de Madre y muchos otros entre los que destacan personajillos de escaso relieve pero que ven la oportunidad de destacar y obtener ventajas materiales. Son los mismos estereotipos que se repiten entre los titiriteros del "No a la guerra" y las jóvenes mediocridades que pululan por los programas basura.

Ejemplo cumbre del charnego agradecido es el gallego Pepe Rubianes, "humorista" desconocido hasta que mostró todo el odio que guarda contra España, seguramente porque los españoles no han reconocido su valía y únicamente en Cataluña, como bufón y lameculos de los separatistas, ha tenido algún discreto éxito nada trascendente.

Patético ejemplo de quienes sólo alcanzan algún titular en la prensa a base de romper con toda ética para montar el escándalo a la vez que ganan el aplauso de los borregos separatistas, sean el presentador o el público. En la televisión basura que le dio acogida y protagonismo hay diversas maneras de hacer que hablen de uno y la más extendida es exhibir la total falta de moral y escrúpulos. Unas se desnudan o hablan de sus experiencias de cama con toda desvergüenza y otros, faltándoles atributos para ello, se dedican a insultar a cientos de millones de españoles, pasados y presentes.

Mientras, los comisarios políticos creados con la excusa de velar por las buenas formas de expresión y el código ético –aunque su objeto real no es otro que vigilar a los medios de comunicación para que no ataquen al poder político catalán– ignoran cuanto dijo el charnego agradecido porque a quien se atacaba era a España, el enemigo común.

Por su parte, el presidente Rodríguez otorga sus prioridades a los nazionalistas catalanes y vascos, despreciando a la mayoría española como si fuéramos charnegos o maquetos en nuestra propia patria.

Ni gallegos ni leoneses merecían tener un mal nacido entre ellos, pero ya lo dijo el clásico: " Es humana condición el nacer siendo cabrito y terminar siendo cabrón."

El charnego Rubianes, de tan pocas luces como fama y que, por cierto, no es capaz de expresarse en catalán, es otro que en lugar del "yo pienso" prefiere el "dame pienso".- Con su pan tomaca se lo coma porque aquí no hay pienso para charnegos oportunistas y lamebotas.

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