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27 noviembre 2005

ZP se desploma

El Gobierno hará una agresiva campaña a todos los niveles para recuperar la confianza de los ciudadanos.
El Gobierno hará una agresiva campaña a todos los niveles
para recuperar la confianza de los ciudadanos.



A todo cerdo le llega su San Martín y a ZP le ha llegado la hora de su declive. Su liderazgo y ascenso a la presidencia del Estado era tan antinatural que sólo podía mantenerse llegando a alianzas igualmente anómalas. Poco a poco sus socios le han ido arrinconando y exigiéndole cada vez más hasta llevarlo a un callejón sin salida, en el que se encuentra y del que solamente podrá salir cediendo a los intereses de los enemigos de España y haciendo el papel de traidor a la Nación que le dio su confianza. Zetapé ha llegado tan lejos que ya no tiene solución. Su Gobierno ya empieza a temer que su mandato sea efímero y con ello se añade el riesgo de que se dediquen a hacer dinero rápido mientras dure. Habrá negocios por tierra, mar y aire.

De momento han empezado por lo más fácil, por Venezuela, a quienes quieren vender por encima de todo y aunque ello signifique la retirada y pérdida de tecnología punta para España a quien EE.UU. cedió el sistema de armas "Aegis" (España ha sido la primera nación del mundo y la única de Europa a quien los Estados Unidos han cedido esa tecnología) que permitió que nuestras fragatas de la serie 100 y posteriores sean actualmente las más modernas del mundo. Pero a Rodríguez y a los suyos lo que verdaderamente les importa es su futuro ya que un ex-presidente del Gobierno no puede vivir de un vulgar sueldo.

Su deterioro, no solo ante la ciudadanía sino a nivel internacional ha sido tan acusado que Zapatero ha tenido que pasar a la ofensiva y movilizar a sus ministros para contrarrestar el desgaste del Gobierno y tratar de explicar la gestión del Ejecutivo para así recuperar la «complicidad» de los ciudadanos y «salir de nuevo a flote». Esfuerzo inútil porque los hechos desmienten cualquier discurso publicitario.

Los dirigentes socialistas echan la culpa de la pérdida de confianza sufrida por el presidente Rodríguez a la "feroz" campaña del PP sobre la ruptura de España que representa la reforma del Estatuto de Cataluña y creen que deben explicar mejor las cosas que hacen porque opinan que " el debate político no está centrado en los asuntos que «preocupan y afectan a la gente». Pues si el reparto de España o temas como El Carmel o Endesa no afectan a la gente, que venga Dios y lo vea, aunque a la gente le preocupan, además de estos conflictos creados por el Gobierno, otros conflictos que les son más propios como los que han provocado las sucesivas huelgas y manifestaciones relativas a la familia, la enseñanza, la agricultura, el trasporte, la pesca, la justicia y muchas otras. Son ellos, nuestros gobernantes, los que no dejan que el debate político vaya por otros derroteros al introducir en la vida nacional sus escandalosas actuaciones.

Rodríguez y su cohorte han decidido una vez más que la culpa de todo es del PP porque se opone a sus proyectos de una nación Catalana y otra vasca, o a que la educación sea controlada por el Gobierno en lugar de los padres, etc. etc., ya que un Ejecutivo formado por socialistas y además masones, nunca se equivoca.

No obstante, Rodríguez hubo de admitir que desde que suprimió las campañas de autobombo –descaradas y vergonzosas donde las haya– al Gobierno le resulta más difícil dar publicidad a las «mejoras». Por ello, pidió a los suyos que se acerquen a los ciudadanos a través de las bases y de la militancia para contarles «la realidad» que, según el PSOE es que «se vive considerablemente mejor que hace dos años».

Se necesita ser cretino para hacer tales afirmaciones cuando la economía española todavía está viviendo de las reservas heredadas de Aznar y su decadencia ya ha sido anunciada por los organismos competentes y por el propio ministro Sr. Solbes, que ha tenido que intervenir más de una vez para desmentir las inversiones que algunas ministras y ministros divulgaban a bombo y platillo. Las vacas flacas llegarán, con retraso e inercia pero llegarán, como resultado de la nefasta gestión del Gobierno de hoy.

Y si hoy, cuando bien o mal todavía llegamos a final de mes, Rodríguez ha perdido el apoyo ciudadano, cuando haya que vender el coche para comprar gasolina, ya veremos donde queda la "popularidad" de nuestro salvador, el que iba a arreglar España, Rodríguez el Justiciero.

Los abusos se pagan.

25 noviembre 2005

ZP el enterrador

ZP el Enterrador, con su uniforme de faena
ZP el Enterrador, con su uniforme de faena.


Los españoles, sin distinción de ideas, implantamos la democracia; también los españoles, sin distinción de ideas, salvamos la democracia y ahora son los demócratas de toda la vida los que entierran la democracia. El presidente Rodríguez se ha erigido en su enterrador.

Gracias a su labor, de la democracia sólo conservamos algunos aspectos formales, principalmente votaciones cada cuatro años y otros como la libertad de expresión que se ven amenazados a medida que el presidente Rodríguez se vuelve más histérico y radical en manos de los separatistas.

Recordemos que democracia significa "gobierno del pueblo" y que democracia también nos remite a una acción y obrar democráticos. Es por ello que cuando la opinión del pueblo se desprecia y son los gobernantes únicamente los que toman las decisiones según sus intereses particulares, la democracia ha dejado de existir aunque tales conceptos formales se mantengan. Si el pueblo no cuenta, si ya no gobierna el pueblo, ya no existe democracia.

Una democracia, si realmente existe, significa poder popular. Cualquier gobierno demócrata sabe que sus funciones no deben desempeñarse para los ciudadanos sino con los ciudadanos. Es un principio insoslayable de la democracia genuina.

El presidente Rodríguez es un demócrata de pacotilla que actúa como un dictador y que ha degenerado la democracia española hasta hacerla parecer un simple decorado del que han de servirse los actores para crear su ficción ante los espectadores, pero que no se corresponde con el desarrollo de la obra representada y la realidad de lo que sucede.

No hay democracia sin demócratas y en ese aspecto el presidente Rodríguez ha abandonado el obrar democrático y sólo conserva las apariencias básicas y el discurso ejemplarmente democrático pero totalmente falso. La falsa democracia del presidente Rodríguez, demás de permitir que el poder sea arbitrariamente controlado por unos pocos, fomenta el incumplimiento de las leyes y demás normas, favorece a quienes cometen actos ilegales en perjuicio de la Nación y da mayores posibilidades a que predomine el interés sectorial por sobre el interés general.

Una muestra de su desprecio hacia la democracia es que, por ejemplo, en la LOE se habla del "Estado" 52 veces y ninguna de "democracia", Con ello es el Estado, controlado por su Gobierno, el único protagonista de la ley, dejando de lado a la democracia que implica la participación del pueblo en las decisiones del Gobierno. Efectivamente, hemos podido comprobar que en la LOE no se han tenido en cuenta las opiniones del pueblo y por ello se nos está imponiendo una ley antidemocrática que no se corresponde con la bandera que enarbolan sus promotores, los supuestos líderes de la democracia española que para distinguirse de Aznar, afirmaban y repetían que no moverían un dedo sin consulta y consenso previo.

Todo ello provoca el desprestigio de la democracia. Ahora se la identifica con la corrupción, con la ineficiencia, con la injusticia, que es lo peor que podría pasarle a la democracia. Mucha gente cada vez más lo siente así y su percepción es que la democracia es una cueva de ladrones que no sirve para nada y que no hace más que beneficiar al grupo dominante en perjuicio de los demás.

Porque la democracia, al final, no es más que un código de conducta. Un código de conducta donde se impone la voluntad de la mayoría, que es precisamente lo que el presidente Rodríguez viene ignorando.

Dice el Artículo 1 de la Constitución que "España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho..." y que " La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado." Nada de ello viene siendo respetado por el presidente de la Nación española, que debería ser procesado por delito contra la Constitución, entre otros.

El presidente Rodríguez toma sus decisiones sin que le importe la opinión de la mayoría, reiteradamente manifestada en la calle de forma multitudinaria y no se cohíbe al declarar públicamente, directamente o por medio de la vicepresidenta o sus ministros, que a pesar de ello seguirá adelante con sus proyectos sobre el estatuto catalán que atenta contra España, como hizo con su ley del matrimonio homosexual, con la negociación con ETA, con la ley de educación y con cualquier otra cosa que exijan los socios que le permiten seguir en el poder, por muy graves que sean las consecuencias y por mucha oposición del pueblo que tenga.

El presidente Rodríguez, más conocido con el ridículo sobrenombre de ZP, impropio del presidente de una nación, es de todo menos un demócrata y no pretende una democracia para España sino gobernar sin oposición, ni oposición política ni de la calle. Eso explica que sus mejores amigos sean los dictadores cuyos métodos aplica.

Claro que tampoco se podía esperar otra cosa de quien no quiere una democracia para Cuba.

Se necesita muy poca vergüenza para dárselas de demócrata y venir a darnos lecciones de democracia.

20 noviembre 2005

ZP el ciudadano

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Si señores, Zapatero también tiene padre aunque use el apellido de su madre. Ese caballero se llama Rodríguez. Parece mentira pero incluso gente como ZP son capaces de tener familia.

Aunque para muchos padres, como el Sr. Rodríguez, puede ser un sufrimiento inmerecido comprobar como sus hijos se echan a la mala vida y se meten en política. Debe ser un gran frustración darse cuenta de que a pesar de haber hecho lo que creían mejor para ellos y de sus esfuerzos, no consiguieron hacer de ellos gente de provecho ni ciudadanos ejemplares.

Este es el caso del padre de ZP quien, según parece, ha pedido a su hijo que dimita y ceda el cargo a Bono, su ministro de Defensa.

No es extrañar la reacción del Sr. Rodríguez ya que un padre mejor que nadie conoce las limitaciones de los hijos y en ningún caso desearía verlos desempeñando irresponsablemente una labor para la que no están preparados. Ningún padre quisiera pasar por el trance de que su hijo quedara accidentalmente al frente de una gran empresa, de la que dependen millones de personas, y ver como la arruinaba día a día dilapidando un capital que no es suyo. Y si el padre es abogado, como el Sr. Rodríguez, y conocedor de las responsabilidades que podrían imputársele a tan insensato hijo, no podría por menos que angustiarse y suplicarle que renunciara.

Esto es lo que ha hecho el Sr. Rodrigues, pero este hijo díscolo y enredador donde los haya no escuchará a su padre y en lugar de quedarse en casa y explicarle a sus hijas las ventajas del lesbianismo y de dejarse acariciar por gente de su confianza, explorar sus genitales y masturbarse, seguirá dedicándose a repartir folletos sobre el particular a nuestras hijas, como si no tuviera bastante con educar a las suyas en lugar de enseñar guarrerías a las nuestras.

Aunque llueve sobre mojado, parece que Zetapé accede a los cargos de forma irregular o aprovechando circunstancias anómalas. En 1983 fue contratado por el Departamento de Derecho Constitucional de la universidad pública de León como profesor asociado de Derecho Político, cuyo cargo no estuvo exento de controversia, al trascender, años después en la prensa, que su departamento le había adjudicado la plaza eludiendo los trámites habituales de convocar un concurso público y de formar una comisión académica de evaluación del aspirante, lo que habría dado pie a un caso de favoritismo por filiación política. Aunque sin conocer sus antecedentes y por lo que hemos podido ver más tarde en directo, efectivamente, Zetapé no es más que un trepa.

El Sr. Rodríguez merece todo mi respeto por coherente, sensato y valiente. Nunca le reprocharemos haber puesto en el mundo a semejante insensato. Ya se sabe, los padres no han de pagar las culpas de los hijos. O algo parecido.

Pero si el Sr. Rodríguez interfiere en la placidez del mundo de pelotas que rodea a Zapatero, Doña Sonsoles, su discreta esposa, también pone palos en las ruedas del carro de su marido. De ama de casa casada con un anodino mentecato pasa, sin esperarlo, de la intimidad de su cocina a un palacete y termina por ver tan normal que se desaloje la piscina de la Guardia Civil donde desea hacer un curso de buceo. Según denuncia de la Asociación Independiente de la Guardia Civil –ASIG–, no sólo se desalojaba la piscina cubierta sino también todas las instalaciones anexas a ella. La ASIGC también dijo en su momento que el recinto de Valdemoro había sido construido y mantenido con el dinero de los socios de los patronatos de los Colegios de Huérfanos, por lo que en realidad no pertenece a la Guardia Civil sino a los miembros que pagan sus cuotas mensual o anualmente. Sin embargo los familiares y los niños de los guardias civiles veían impedido su acceso a la piscina.

Pero ¿qué haría una mujer cualquiera si tuviese la oportunidad de gastar cuanto se le antojase en decorar su hogar? Pues eso es lo que hizo Doña Sonsoles y se gastó 112.000 euros –más de 18.000.000 millones de pesetas– en cambiar la decoración de La Moncloa nada más llegar a su nuevo palacio. El problema está en que Doña Sonsoles no es una mujer cualquiera sino la mujer del César. No basta con ser honrada sino que tiene que parecerlo.

Y, mujer al fin y al cabo, siguió gastando. Para sus vacaciones hizo reformas en La Mareta, residencia propiedad del Patrimonio Nacional, ya que a pesar de sus 10 bungalows, dos piscinas, lago, cancha polideportiva, pista de tenis, atraque y helipuerto, no reunía condiciones para el exquisito gusto de la Sra. de Rodríguez Zapatero. No se conoce el montante de tales reformas pero, en cualquier caso, demasiado dinero para el poco tiempo que van a estar disfrutando del poder.

En fin, un pobre hombre venido a más. Un piojo resucitado que dicen en mi pueblo y un padre sensato que pisa el suelo lejos de las nubes donde flota su hijo, al que llaman ZP en vez de Rodríguez.

19 noviembre 2005

ZP y las medallas

Los chinos han dejado impresionados a nuestros gobernantes. Sus medallas son la envidia de Bono y no le importaría caer nuevamente en el ridículo.
Los chinos han dejado impresionados a nuestros gobernantes.
Sus medallas son la envidia de Bono y no le importaría caer
nuevamente en el ridículo.



La necesidad de logros y el afán de aparentar méritos que no tienen siempre ha sido una característica de nuestros gobernantes socialistas. Desde Alfonso Guerra y su pose cultural hasta los estudios que dicen tener y no tienen –Roldán, Montilla, etc.– los socialistas han tratado siempre de figurar como los dueños de la cultura, los que monopolizan los valores éticos de la sociedad, los que merecen parabienes y distinciones y ya que nadie les reconoce tales méritos, no dudan en autocomplacerse y concederse premios entre ellos. Nunca nadie ajeno a su grupito de admiradores hubiera otorgado un homenaje a Carrillo y menos le hubiera distinguido con un doctorado Honoris Causa.

Su afán de notoriedad y de acumular méritos no obedece tanto a su presunción y vanidad como a su complejo de inferioridad porque en su fuero interno se saben mediocres.

Así vimos a un ministro Bono auto-concederse la Gran Cruz del Mérito Militar como premio a su magnífico trabajo en la retirada de nuestras tropas de Irak sin percance alguno, como si él hubiera estado en Irak y la organización y coordinación de la retirada hubiera sido labor y mérito suyo. Claro que cuando están estos cuentistas por medio todo se parece a un coche de caballos, donde el trabajo lo hace el caballo y las propinas se las lleva el cochero.

Lo ridículo del caso es que la Gran Cruz del Mérito Militar se concede por Real Decreto acordado en Consejo de Ministros, a propuesta del Ministro de Defensa. El ministro se propuso él mismo para una condecoración por méritos militares que no le alcanzaban más allá de firmar un papel ordenando la retirada. Las condecoraciones que concede el Gobierno de España son para darlas a terceras personas, no para repartírselas entre ellos mismos. Hay que esperar a que dejen de formar parte del Gobierno para recibir una condecoración española.

Pero ya se sabe, cuando los descamisados alcanzan el Gobierno, llegan con hambre de poder, de dinero y de honores y a Bono solo le faltaban por alcanzar los honores y se los tomó por la vía de urgencia.

No hacen más que el ridículo en su afán de glorificar su nuevo talante, aunque también los honores se conceden para premiar fidelidades al Gobierno. Lo que pasa es que tal como están las cosas y la línea antiespañola del Régimen socialista, que te concedan un galardón más que un premio es una tara que te marca ante la gran mayoría española.

Como ejemplo, Iñaki Gabilondo, hasta hace poco de la Cadena SER, ha sido galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, entregada por el Consejo de Ministros. Esta Medalla premia «“el mérito de una conducta socialmente útil y ejemplar en el desempeño de los deberes que impone el ejercicio de cualquier trabajo, profesión o servicio”».

¿Socialmente útil y ejemplar? Está claro que para ellos ha sido socialmente útil la manipulación radiofónica que convenció a muchos españoles de que el enemigo era Aznar y no los terroristas autores de la masacre del 11-M. Pues vale, pero los únicos méritos que se le conocen a Gabilondo es su sectarismo –promotor del homenaje a Carrillo y de su doctorado– ya que su labia quedó prostituida al ponerse al servicio del Poder Fáctico Fácilmente Reconocible, es decir, Polanco y su apoderado Zapatero, el que gestiona desde el Gobierno los intereses de Polanco y sus adláteres.

Pero, efectivamente, hay méritos que desmerecen. También Gabilondo recibió en Novbre 2004 la medalla de oro de la diputación de Guipúzcoa, junto con otros dos agraciados. Merecida sin duda ya que una medalla no se concede si no median méritos para ello. Y una medalla de oro requiere haber hecho muchos méritos y que le estén a uno muy agradecidos.

Pero cuando el honor se comparte con personajes como Monseñor Setién y el llamado Juan Zelaia, lo de los méritos no queda tan claro. Lógicamente la percepción de lo que son méritos no es la misma para los españoles que para quienes premian los mismos.

De Monseñor Setién no hace falta decir nada.

El poderoso Juan Zelaia es dueño de varias importantes empresas y resulta ser un empresario modelo para el nacionalismo vasco rupturista. Gracias a los beneficios que obtiene de su actividad empresarial, el tal Zelaia impulsa la causa nacionalista separatista a través de la “Euskal Fundazioa” que él mismo preside. Esta fundación, tras el señuelo de fomentar la cultura vasca, promueve un nacionalismo radical mediante sus actividades y desde la web - www.euskalfundazioa.org - La sintonía de este empresario vasco con el PNV es patente. La de Monseñor Setién también. Pero la de Gabilondo ya no se explica fácilmente. ¿Cuales son sus méritos desde la SER? Sean cuales fueren deben ser repugnantes.

Sin duda a ZP le gusta entregar medallas, es una bonita ceremonia que le hace sentir importante y por eso no desaprovecha la ocasión. Una de las primeras que concedió al poco tiempo de tomar el Gobierno fue a los moros. Además de Mohamed, su familia y otros personajes, la condecoración que más llamó la atención fue al general Hmidu Laanigri, a quien otorgó la Gran Cruz de Isabel la Católica por su "lealtad acrisolada". Ojo al parche: "lealtad acrisolada", ¿a quién y por qué? Lealtad a España está claro que no. ¿Quizás a los intereses que pusieron a ZP en el poder? Que ZP premie su lealtad no se justifica fácilmente.

Este malhumorado general es el jefe de la Dirección de Seguridad del Territorio de Marruecos (DST). O dicho de otro modo, es el máximo responsable del Servicio Secreto del país vecino –el mismo que dejó en libertad a Mohamed Haddad, reconocido por varios testigos como uno de los autores materiales de los atentados de Atocha y al que últimamente se le ve pasear con total impunidad por las calles de Tetuán– y el que no colabora con la investigación española. La medalla a Laanigri se dio con sordina, ya que su mano posiblemente estuvo tras el asesinato del disidente marroquí Hichan Mandari en Estepona y que el Ejecutivo español no investiga por "no ofender" a Marruecos.

Muchos no entienden la medalla de Laanigri, cuando él es el máximo responsable de la falta de colaboración de los servicios secretos marroquíes para despejar algunas incógnitas sobre el fatídico atentado de Atocha. Otros, sin embargo, entienden perfectamente que haya sido condecorado por ello.

Francamente, que premien tus méritos igual que lo hacen con esos personajes, no es ningún honor.

Hay medallas que mejor no tenerlas, pero para quienes necesitan contabilizar éxitos y no los consiguen, estos premios proporcionan brillo a su currículum, aunque no prestigio.

Y es que el prestigio es como el cabello. Es más fácil tenerlo artificialmente brillante que limpio.



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Nota:

REANUDADA LA PUBLICACIÓN EN FEBRERO 2010.

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