ZP, ese hombre - IV parte

Así es, sucedió tal como se sospechaba. Todo apunta a que Zetapé estafó la confianza que muchos españoles depositaron en él y renunció a las ayudas europeas a cambio de que sus cómplices no tuvieran el veto de los organismos europeos y lograsen apoderarse de Endesa impunemente. Nuevamente lograron que triunfasen los intereses particulares sobre los intereses generales, sus intereses personales por encima de los intereses nacionales.

Los acontecimientos sugieren que ZP, el gobernante más ruin, mentiroso y traidor de cuantos hemos sufrido, consumó el supuesto fraude pactado con Durao Barroso y aprovechando que en Europa también hay políticos corruptos dispuestos a sacar partido de la degeneración de nuestros gobernantes, cedió nuestras subvenciones como pago por la inhibición europea en el tema de la OPA, el gran negocio que pondrá el sector energético español en manos de los enemigos de España. No cabe mayor traición a lo que debía defender desde la presidencia del Gobierno ni mayor estafa a la nación.

No sólo la mentira e hipocresía caracterizan al “Gobierno” ZP sino que a medida que avanza la legislatura estamos viendo que ello no basta para ocultar los descalabros de su política y necesitan echar mano de la ambigüedad y el disimulo para mantener la ficción de un Gobierno que tiene por meta engrandecer la España que le fue encomendada.

Aunque al final su estrategia se concreta en la distorsión de la realidad y la manipulación de los acontecimientos, utilizando para ello a la televisión, radio y prensa del Movimiento, cada vez son más los españoles que están mejor informados y no se conforman con lo que les sirve el periodismo apesebrado. Por esa razón, cada vez con más frecuencia los miembros del “Gobierno” ZP se ven obligados a emplear ambigüedades tales como “ni confirmo ni desmiento” y es que hay hechos tan evidentes e innegables que no pueden desmentirse y tan vergonzosos que no pueden confirmarse. Esa fue la fórmula empleada por la vicepresidenta De la Vega ante las negociaciones con ETA.

Los antecedentes indican que ZP nos ha vendido a los intereses europeos incondicionalmente y sin ofrecer resistencia a cambio de que los organismos europeos no interfieran en la OPA cuyo buen fin para sus intereses defiende, pero dado que la mentira y la desvergüenza no bastarían para tapar tamaño pillaje, ha sido necesario echar mano de las más vulgares artimañas y manipular la realidad para aparentar que el descalabro de las ayudas europeas era inevitable e incluso favorable.

La camarilla gobernante ha estado preparando el escenario y las circunstancias necesarias para distraer la atención de la gente y disimular la estafa que iba a llevarse a cabo. Para ello, como en el timo de la estampita, además de otros encubridores, actuaba el tonto y ZP, el gancho.

El gancho ha ido a Bruselas a aparentar un interés que no tenía y el tonto se marchó a Mozambique, quitándose de en medio para no estar en las negociaciones y que nadie pudiera reprocharle una mala gestión y para ello nada mejor que no haber hecho gestión alguna. Mientras los demás países mantenían a sus mandatarios negociando día y noche para conseguir apoyos, España permanecía ajena o ausente y, en cualquier caso, estando sus intereses mal representados y peor gestionados. Pero es que los intereses de ZP estaban en España y los intereses que se defendían en Europa no eran los suyos, lo cual explica el abandono y desidia en la defensa de los intereses nacionales.

No es de recibo que hayamos de seguir representados por quien una y otra vez estafa y malversa nuestros intereses. Al Rey ni nombrarlo por su manifiesta abstención ante los graves problemas nacionales, pero el Parlamento y la Justicia tendrían mucho que decir si el uno no estuviera bajo chantaje y la otra amordazada por quienes no tuvieron reparo alguno en subirse al poder utilizando a los muertos que el terrorismo sembró con tal fin.

El montaje de ZP para aparentar firmeza y disconformidad con lo que ya estaba seguramente pactado ha sido patético y denigrante. Sus declaraciones diciendo que iban a pelear hasta el último minuto mientras en realidad se despreocupaba y dejaba que los demás se pusieran de acuerdo para mantener sus privilegios a nuestra costa, han sido impúdicamente cínicas.

ZP se ha esforzado en disfrazar la verdad y plantear como un éxito lo que no ha sido más que la renuncia a unas ayudas que representaban trabajo y bienestar para miles de familias españolas, a cambio, según parece, de que Europa le dejase las manos libres en el negocio de Endesa y que sus socios y cómplices catalanes sean más poderosos y ricos y para ello ha mentido descaradamente al plantear como un logro unas cifras que incluyen parte de lo que ya había conseguido por Aznar en la anterior negociación.

España no genera más que el 8% del PIB de la UE –sólo crea el 8% de la riqueza europea– pero no obstante financiará y soportará la cuarta parte de lo que cueste la ampliación con los países del Este y perderá el 90%, es decir, 42.000.000.000 euros (cuarenta y dos mil millones) respecto de lo que ingresó durante el periodo que termina. Por el contrario, para los países más ricos el coste de la ampliación será de tan sólo 28.205 millones para Alemania y de 2.471 millones para el Reino Unido, en la peor negociación para España que jamás Gobierno alguno haya cometido.

Los de siempre, los líderes europeos detrás de cuya estela se desarrolla nuestra incoherente y errática política exterior, han mantenido indemnes sus ventajas y España, en manos de Zapatero, ha sido la gran perjudicada. A pesar de ello ZP, el gran caradura, no ha dudado en manifestar que el acuerdo ha sido “muy bueno para los intereses de España”.

Lo cual únicamente tiene explicación si consideramos que ZP confunde los intereses de España con los suyos propios o está convencido de que los españoles tragan por todo, creyendo que todos somos de la misma calaña que aquellos entre quienes se mueve.

Si los cretinos volaran, no veríamos el Sol, pero si los estafadores políticos no existieran, España sería mucho más próspera. La herencia de ZP es una vil herencia que será maldecida durante generaciones.