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03 enero 2006

ZP y la censura

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Sin la posibilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y clamar cambios, el hombre está condenado a la opresión y esto es lo que nos espera de la mano de ZP y sus socios.

Por estas mismas razones, el derecho a la libre expresión es uno de los más amenazados, tanto por gobiernos represores que quieren impedir cambios, como por personas individuales que quieren imponer su ideología o valores personales, callando los otros. Ambos maniobrarán para acallar críticas que les son insoportables y a ello obedece el actual acoso de la COPE y de cuantos deseen exponer libremente la opinión que les merecen las inaceptables conductas de quienes deberían dar ejemplo de honestidad política y personal.

La censura previa, interferencia o presión directa o indirecta sobre cualquier expresión, opinión o información difundida a través de cualquier medio de comunicación, debe estar prohibida por la ley. Las restricciones en la circulación libre de ideas y opiniones, como así también la creación de obstáculos al libre flujo informativo, sin duda violan el derecho a la libertad de expresión.

Desde los atentados de Atocha estamos viendo como desde el poder se pretenden silenciar las opiniones de quienes más combaten su ideología o denuncian las arbitrariedades y falsedades defendidas por el “Gobierno” de ZP con demagogia.

Claro es que la obligación de evitar expresiones ofensivas o discriminatorias ha de prevalecer sobre el derecho a la libre expresión, pero no se confunda lo ofensivo con lo crítico o lo que incomoda al poder. Decir que un gobernante es incompetente puede considerarse ofensivo pero ha de tomarse como crítica y ésta forma parte del salario del político. En cuanto al poderoso, algunos que no merecen serlo prefieren únicamente el incienso.

La legislación censura lo que se sale de los límites que marca la ley o de la moral, lo injurioso o que atente contra la intimidad de las personas, la apología de la violencia y lo soez. Pero cuando no se incurre en nada de ello ¿que queda para censurar? Pues lo que molesta al poder, sea político o mediático, lo que perjudica a los intereses que representa el censor.

Los foros de libre opinión merecen la atención del poder, que aspira a controlarlos y silenciarlos. No creo que tenga ninguna importancia mi opinión personal ni que cuanto yo diga vaya a cambiar las elecciones o derribar al polanquismo y, sin embargo, interesa mi silencio. ¿Tanta importancia tiene lo que digo? Sin duda resulta peligroso tener razón cuando el gobierno o sus socios están equivocados y se les hace notar.

La creación del Consejo Audiovisual de Cataluña, un órgano más político que administrativo, no tiene otro objeto que la censura y persecución de cuantos pongan de evidencia los abusos del poder. Sus fines no son éticos ni persiguen el perfeccionamiento de cuanto atañe a la libertad de expresión sino, por el contrario, cercenarla para evitar que la basura gubernamental quede expuesta a la luz pública.

Lo más vergonzoso de todo ello es que los inquisidores son aquellos que históricamente han pretendido monopolizar la defensa de las libertades y se han presentado como los únicos luchadores contra la opresión. La realidad es que la mayor parte de aquellos que no quieren ser oprimidos, llegado el momento se vuelven opresores. Este es un ejemplo más de aquellos que levantaron banderas contra la opresión y más tarde gobernaron.

Alguien dijo que cuando las “vanguardias” del pensamiento revolucionario llegan al poder, se quedan reducidas nada más que a “guardias”.

Y está claro que llevaba razón.

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