Image hosting by Photobucket



25 noviembre 2005

ZP el enterrador

ZP el Enterrador, con su uniforme de faena
ZP el Enterrador, con su uniforme de faena.


Los españoles, sin distinción de ideas, implantamos la democracia; también los españoles, sin distinción de ideas, salvamos la democracia y ahora son los demócratas de toda la vida los que entierran la democracia. El presidente Rodríguez se ha erigido en su enterrador.

Gracias a su labor, de la democracia sólo conservamos algunos aspectos formales, principalmente votaciones cada cuatro años y otros como la libertad de expresión que se ven amenazados a medida que el presidente Rodríguez se vuelve más histérico y radical en manos de los separatistas.

Recordemos que democracia significa "gobierno del pueblo" y que democracia también nos remite a una acción y obrar democráticos. Es por ello que cuando la opinión del pueblo se desprecia y son los gobernantes únicamente los que toman las decisiones según sus intereses particulares, la democracia ha dejado de existir aunque tales conceptos formales se mantengan. Si el pueblo no cuenta, si ya no gobierna el pueblo, ya no existe democracia.

Una democracia, si realmente existe, significa poder popular. Cualquier gobierno demócrata sabe que sus funciones no deben desempeñarse para los ciudadanos sino con los ciudadanos. Es un principio insoslayable de la democracia genuina.

El presidente Rodríguez es un demócrata de pacotilla que actúa como un dictador y que ha degenerado la democracia española hasta hacerla parecer un simple decorado del que han de servirse los actores para crear su ficción ante los espectadores, pero que no se corresponde con el desarrollo de la obra representada y la realidad de lo que sucede.

No hay democracia sin demócratas y en ese aspecto el presidente Rodríguez ha abandonado el obrar democrático y sólo conserva las apariencias básicas y el discurso ejemplarmente democrático pero totalmente falso. La falsa democracia del presidente Rodríguez, demás de permitir que el poder sea arbitrariamente controlado por unos pocos, fomenta el incumplimiento de las leyes y demás normas, favorece a quienes cometen actos ilegales en perjuicio de la Nación y da mayores posibilidades a que predomine el interés sectorial por sobre el interés general.

Una muestra de su desprecio hacia la democracia es que, por ejemplo, en la LOE se habla del "Estado" 52 veces y ninguna de "democracia", Con ello es el Estado, controlado por su Gobierno, el único protagonista de la ley, dejando de lado a la democracia que implica la participación del pueblo en las decisiones del Gobierno. Efectivamente, hemos podido comprobar que en la LOE no se han tenido en cuenta las opiniones del pueblo y por ello se nos está imponiendo una ley antidemocrática que no se corresponde con la bandera que enarbolan sus promotores, los supuestos líderes de la democracia española que para distinguirse de Aznar, afirmaban y repetían que no moverían un dedo sin consulta y consenso previo.

Todo ello provoca el desprestigio de la democracia. Ahora se la identifica con la corrupción, con la ineficiencia, con la injusticia, que es lo peor que podría pasarle a la democracia. Mucha gente cada vez más lo siente así y su percepción es que la democracia es una cueva de ladrones que no sirve para nada y que no hace más que beneficiar al grupo dominante en perjuicio de los demás.

Porque la democracia, al final, no es más que un código de conducta. Un código de conducta donde se impone la voluntad de la mayoría, que es precisamente lo que el presidente Rodríguez viene ignorando.

Dice el Artículo 1 de la Constitución que "España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho..." y que " La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado." Nada de ello viene siendo respetado por el presidente de la Nación española, que debería ser procesado por delito contra la Constitución, entre otros.

El presidente Rodríguez toma sus decisiones sin que le importe la opinión de la mayoría, reiteradamente manifestada en la calle de forma multitudinaria y no se cohíbe al declarar públicamente, directamente o por medio de la vicepresidenta o sus ministros, que a pesar de ello seguirá adelante con sus proyectos sobre el estatuto catalán que atenta contra España, como hizo con su ley del matrimonio homosexual, con la negociación con ETA, con la ley de educación y con cualquier otra cosa que exijan los socios que le permiten seguir en el poder, por muy graves que sean las consecuencias y por mucha oposición del pueblo que tenga.

El presidente Rodríguez, más conocido con el ridículo sobrenombre de ZP, impropio del presidente de una nación, es de todo menos un demócrata y no pretende una democracia para España sino gobernar sin oposición, ni oposición política ni de la calle. Eso explica que sus mejores amigos sean los dictadores cuyos métodos aplica.

Claro que tampoco se podía esperar otra cosa de quien no quiere una democracia para Cuba.

Se necesita muy poca vergüenza para dárselas de demócrata y venir a darnos lecciones de democracia.

Comments: Publicar un comentario

<< Home


-Cerrar-
Nota:

REANUDADA LA PUBLICACIÓN EN FEBRERO 2010.

Para ver los últimos artículos vaya a la -V parte- y siguientes utilizando el enlace de más abajo.