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18 febrero 2006

ZP y la brutal paliza

Palos a cambio de bombas
Ver: http://www.newsoftheworld.co.uk/

Nuevamente la estupidez de unos, la irresponsabilidad de otros y la codicia mercantil de un medio de comunicación sin escrúpulos que se esconde en el derecho a la información de sus lectores causaran muertes de inocentes que pagarán por lo que entre unos y otros pueden llegar a provocar en el mundo musulmán ya bastante revuelto por motivos más nimios.

El periódico “News of the World” publica fotos de un vídeo casero al parecer filmado como diversión por un cabo británico y facilita detalles de los golpes que los militares asestaron a varios adolescentes iraquíes detenidos durante unos disturbios callejeros en Basora. Las imágenes muestran a un grupo de manifestantes que asaltan a las tropas británicas con piedras, botellas y granadas caseras. Al cabo de un rato, los soldados lanzan un contraataque contra los iraquíes y, tras disolver la concentración, arrestan a cuatro jóvenes a los que propinaron una paliza.

Desgraciadamente no es la primera vez. Las famosas fotos de la cárcel de Abu Ghraib mostradas el 28 de abril 2004 por la CBS, a las que siguieron otras publicadas en distintos medios –algunas de ellas falsas–, provocaron crueles represalias y la muerte por decapitación de varios rehenes civiles

Lo que entonces nadie podía suponer que podría provocar tan desproporcionada reacción contra civiles inocentes, dado que las torturas se “limitaban” a los malos tratos y a situaciones degradantes sin que se produjeran delitos de sangre o muertes, ahora ya saben todos que la respuesta ha sido el asesinato de ciudadanos occidentales como venganza.

Dar publicidad a tales hechos fuera del ámbito gubernamental, jurídico y militar –a quienes corresponde la investigación y el castigo de los hechos, así como tomar medidas para que no se repitan– en búsqueda de una exclusiva mundial que proporcione beneficios al negocio de la información no tiene justificación alguna. No hay ética ni derecho prioritario alguno por encima del derecho a la vida de las futuras víctimas que están por pagar la crueldad de unos y la ambición de otros.

Esa información, como toda la que ponga en peligro al Estado o pudiera originar graves pérdidas personales o materiales, debería de ser secreta durante el tiempo necesario para que los ciudadanos –civiles o militares– no vean incrementado su riesgo de muerte y no debe confundirse con censura encubierta lo que debería calificarse de “información reservada”. Bien es cierto que el derecho a la información no debe cercenarse en función de intereses, pero la vida de las personas está por encima de cualquier otro derecho y de nada vale un cadáver bien informado.

La incidencia de la información sobre derechos fundamentales de los ciudadanos (la vida, la libertad, etc.) y sobre los atributos superiores del Estado (soberanía, independencia, integridad territorial) es incuestionable y por ello en todos los países existen mecanismos de sustracción de información al conocimiento general, precisamente en salvaguarda y tutela de esos bienes de interés general. En todos se acepta como necesario situar al margen de la publicidad determinados aspectos de la acción de los poderes públicos, ya que el derecho a la información de los ciudadanos no tiene un alcance ilimitado.

El principio de publicidad y transparencia es una demanda del Estado de Derecho, en garantía del mejor ejercicio de los derechos y libertades de los ciudadanos. Pero ello no significa que no existan fundamentos éticos o de seguridad que permitan a los poderes del Estado eludir del conocimiento general de los ciudadanos ciertas materias que, por su contenido y características, son merecedoras de ser declaradas reservadas o secreto su contenido.

En este caso, eso no excluye el castigo a los culpables, pero no hay justificación alguna para dar publicidad a cuestiones que puedan provocar muertes porque resulta injustificable que un gobierno deba dar prioridad al derecho a la información sobre el derecho de los soldados a que ese mismo gobierno proteja sus vidas.

Ahora los terroristas islámicos tienen un nuevo motivo para la represalia sobre personas inocentes. Un nuevo hecho lamentable que provocará nuevos odios musulmanes en todo el mundo. Un nuevo error que causará más perjuicios a los ya sufridos. Y todo eso bien difundido a los cuatro vientos por quienes hacen del morbo su negocio. La decapitación de rehenes comenzó por unas fotos, algunas de ellas falsas, que exacerbaron los ánimos de los iraquíes.

Aunque a esta cuestión hay que añadir la gran incógnita. Si esto se grabó hace dos años cabe preguntarse por qué se ha elegido este momento para publicarlas, justamente cuando la opinión pública musulmana está más enardecida y el odio hacia occidente está en toda su efervescencia en el islám. Sin duda esto le hace el juego al terrorismo islámico y las responsabilidades deberían llegar más allá de los militares implicados.

Y ahora, después de haber condenado la brutalidad, olvidemos lo políticamente correcto a lo que todos se apuntan en estos casos y les aseguro que si soy soldado en Irak y me tiran granadas, lo menos que se hubieran llevado era una tanda de palos, aunque el tertuliano Rafael Torres, conocido por su desmedida demagogia progre, diga que se trata de “unos pobres chavales que pasaban por allí” –Telecinco 13.02.2006– Por lo visto el Sr. Torres les habría dado buenas palabras y su solidaridad a quienes hubieran celebrado su muerte.

Con los desmanes de cuatro miserables en Irak, el rojerío ya tiene un nuevo argumento para que no se hable de otros desmanes más cercanos. No hay más que hipocresía por todas partes.

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Nota:

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